La semana pasada se publicó un artículo que muestra por primera vez que las plantas son capaces de «oler» las feromonas sexuales de los insectos que los atacan. La planta, una vez ha detectado estos olores, activa una serie de defensas para hacer frente al ataque.
Parece ciencia ficción, ¿verdad? Generalmente, la gente se queda muy sorprendida al saber las increíbles interacciones que existen entre seres vivos, especialmente cuando hay plantas (siempre vistas como seres estáticos y pasivos) involucradas.
Aquí os hacemos un pequeño resumen de algunas interacciones entre plantas e insectos que han sido bastante estudiadas y definidas pero que el público general desconoce. El objetivo: cambiar un poco la visión que tenemos sobre las plantas, y plantear cómo podemos utilizar este conocimiento y aplicarlo a la agricultura, para hacerla más sostenible.
Las plantas, guardan en sus tejidos (hojas, flores, tallos) muchos tipos diferentes de sustancias, algunas de las cuales son volátiles, es decir, que se evaporan a temperatura ambiente. Es por este motivo que cuando entramos en un pinar, notamos olor de pino, porque estas sustancias que están en las hojas, se están evaporando, y nosotros las percibimos como olores. Si la planta tiene algún problema (insectos que se la comen, enfermedades, sufre sequía), estos olores suelen cambiar.
Más allá de que estas sustancias son beneficiosas para los humanos (mejoran el sistema inmunológico, el estado psicológico, etc), hay muchos seres que son capaces de utilizar estas sustancias que emiten las plantas para obtener información, mucha más de la que nos podíamos imaginar, y actuar en consecuencia. Normalmente, estas interacciones son posibles para que estos organismos han estado conviviendo durante millones de años, y han evolucionado de forma conjunta.
Aquí explicamos tres ejemplos comunes, pero sorprendentes, sobre estas interacciones.
- Las plantas avisan a depredadores de los insectos que las atacan para que las ayuden: Estas interacciones se conocen como «cry for help» (implorar ayuda). Por ejemplo: un escarabajo que se alimenta de hojas pone los huevos sobre la hoja de un olmo. El olmo, que detecta la puesta de huevos, cambia los olores que emiten sus hojas. Estas nuevas olores indican a un parásito de los huevos del escarabajo que allí hay «teca». Este tipo de defensa se conoce como defensa indirecta: la planta «avisa» a un depredador del escarabajo que la ataca para que le ayude.
Aplicaciones: Este sistema de defensa existe también en cultivos agrícolas. Es por eso que es importante minimizar el uso de pesticidas, porque si se utilizan en exceso, perjudicamos también los depredadores de nuestras plagas. Se ha descubierto, además, que la contaminación atmosférica dificulta estas interacciones.

- Las plantas «hablan» entre ellas. Descubierto accidentalmente en los años 80, existen muchos experimentos que muestran que las plantas pueden detectar los cambios en olores de las plantas de su alrededor. Si una planta está siendo atacada por insectos que se la comen, su olor a cambiar, y ese cambio puede ser detectado por las plantas de alrededor, que incrementan sus defensas en respuesta a un peligro inminente.
Aplicaciones: Es difícil aún, hoy en día, utilizar este conocimiento para hacer sistemas agrícolas más sostenibles. En todo caso, sabemos que la contaminación dificulta este tipo de comunicaciones, y por tanto, un medio más limpio debería favorecer este tipo de defensas.
- Las plantas pueden detectar los olores de los insectos que las atacan: Esta interacción se ha descubierto muy recientemente, y sólo se conocen 2 casos hasta ahora. Uno de ellos es el caso de una oruga que se alimenta de las hojas de un pino. Cuando la hembra emite feromonas sexuales para atraer al macho (y copular para dejar huevos sobre las hojas del pino, de donde saldrán orugas que se comerán las hojas) el pino reacciona aumentando sus defensas, que hacen que las orugas sobrevivan menos. Pero que haya feromonas en el ambiente no implica necesariamente que haya orugas bien, pueden pasar muchas cosas. Si el árbol aumenta defensas (un acto costoso energéticamente) y finalmente no hay ataque, sería una mala estrategia. En este caso es donde se utiliza una estrategia llamada «priming». Este sistema, lo que hace es, cuando se detecta un posible peligro, dejar preparados los pasos previos para activar una defensa, pero sin activarla. Una vez se desencadena el ataque, la planta es capaz de reaccionar más rápidamente y con más fuerza que si no s’haugés hecho esta preparación. Este mecanismo también se ha detectado en el estudio que mencionamos.
Aplicaciones: Las trampas de feromona, que se utilizan a menudo en agricultura ecológica, podrían hacer una función extra de alertar a la planta de forma preventiva a ataques de plagas.
De este modo, los daños en los cultivos serían menores, haciendo que la producción tendiera a aumentar y el uso de pesticidas, a disminuir.

Hasta aquí algunos ejemplos sobre las sorprendentes capacidades de las plantas para defenderse de los ataques del medio. La próxima vez que vea un árbol o un arbusto o una flor, recuerde que… ¡no están tan quietos como parece a primera vista!